No me cansaré de decir lo importante que es averiguar muy bien dónde nos vamos a meter cuando cambiamos de empresa.
Y es que el dinero es importante (para eso trabajamos) pero no lo es todo. Con quién trabajemos es igual de relevante o, al menos, un punto que puede hacer que un buen sueldo no merezca la pena.
Ya sabéis que están abiertas las plazas de mi programa Core Skills donde enseño las habilidades exactas que me han servido a mi para realmente tener un buen trabajo, ganarme bien la vida y, sobre todo, disfrutar mucho con lo que hago.
Profundizamos en productividad, liderazgo, gestión de emociones, resolución de problemas... habilidades que suponen un punto de inflexión para todos los alumnos que ya han pasado por el programa y que también lo supuso para mi.
Podéis incluso agendar una llamada conmigo para ver cómo os encaja y sacarle el máximo provecho.
Profundizamos en productividad, liderazgo, gestión de emociones, resolución de problemas... habilidades que suponen un punto de inflexión para todos los alumnos que ya han pasado por el programa y que también lo supuso para mi.
Podéis incluso agendar una llamada conmigo para ver cómo os encaja y sacarle el máximo provecho.
Por eso hoy quiero repasar con vosotros un caso de una oyente del podcast que me escribió a través del formulario de contacto sobre este tema.
Venga, lo comentamos en el episodio.
Gracias por estar al otro lado del podcast en Spotify, Ivoox, iTunes… y también recordad que podéis encontrarme en Linkedin, Instagram o Twitter.
¡Hasta mañana!